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Viernes, 04 de Mayo de 2007 15:33

El congreso sobre Mateo Inurria analiza, en su última jornada, la rivalidad entre el escultor cordobés y Josep Clará

G.C. - C.M.
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La tercera y última jornada del congreso "Mateo Inurria y la escultura de su tiempo" estuvo marcada por la conferencia "La Exposición Nacional de 1.920 y la polémica Inurria-Clará", ofrecida por Isabel García García. La rivalidad entre ambos artistas en la Exposición Nacional de Bellas Artes hizo que se vieran envueltos en un debate que derivó a lo político por querer representar a Castilla con Inurria y a Cataluña con Clará. Esto también perjudicó a otros artistas, según García García, como "Higueros o Quintín de Torre", que eran ignorados por privilegiar la polémica.

La doctora en Historia del Arte explicó que algunos críticos vieron injusta la Medalla de Honor recibida por Inurria en 1.920, como Khiel, que aseguraba que "había una campaña contra Clará" para beneficiar al cordobés. "También hubo quienes decían que Clará, que estaba más inclinado hacia el vanguardismo, integraba la parte rimbombante y pedante de Cataluña, lo que degeneró en un debate político-artístico sobre la eterna tensión entre centro y periferia", apostilló.

García García señaló que en aquel tiempo en Cataluña se pretendía "huir del modernismo" para encontrar "un movimiento propio y auténtico, renovador y mediterráneo", algo que chocaba con el inmovilismo castellano que se manifestaba desde Madrid. Así había surgido en Cataluña el Noucentisme, que tenía "un gran carácter nacionalista y racial".

Tanto Clará como Inurria estuvieron influidos por Rodin, a quien conocieron respectivamente en 1.902 y 1.905. La doctora también quiso añadir que Inurria no podía progresar en su búsqueda del vanguardismo por el ambiente madrileño, algo que desnuda una polémica vacua de intereses políticos a través de la crítica del arte.

El profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Carlos Reyero ofreció a continuación su conferencia "El realismo en la escultura pública. Vivos y muertos para la eternidad", en la que abordó la escultura de carácter funerario y conmemorativo por medio de un estudio sobre la corriente realista. Reyero manifestó que el realismo "trata de acercarse objetiva e imparticalmente a la representación de la realidad" y "no significa lo mismo en cada siglo". "Existen muchas contradicciones en torno al realismo, que es algo imposible e inevitable en la escultura", añadió.

El docente indicó tres características propias del realismo que se cultivó en tiempos de Mateo Inurria. La primera de ellas estaría referida al hecho de que para quien es representado "no hay nadie que mira, el personaje está en una intimidad" y el espectador es un fisgón. La segunda tiene a la ropa como elemento básico, ya que "anteriormente las figuras aparecía vestidas para la ocasión", pero a finales del siglo XIX "aparecen con vestimentas circunstanciales". La tercera considera que existe "una iconografía típica del realismo" que puede variar "en función del tratamiento plástico".
(FGL)