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Viernes, 07 de Abril de 2006 11:05

Performances de diecisiete artistas nacionales y extranjeros se ofrecen hasta el siete de mayo en la Sala de Arte Puerta Nueva.

G.C. - C.M.
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Performances transgresoras de diecisiete artistas nacionales y extranjeros se ofrecen desde ayer tarde y hasta el siete de mayo en la Sala de Arte Puerta Nueva bajo el título "La performance expandida" en una propuesta que la comisaria de la muestra, Margarita Aizpuru, ha calificado de "muy arriesgada", por cuanto supone " el mestizaje de la performance con las nuevas tecnologías y los medios audiovisuales para tratar de interactuar con el público y hacerle recapacitar sobre una serie de temas".

La exposición, patrocinada por la Universidad, la Fundación Botí y la Fundación El Monte, intenta demostrar las infinitas posibilidades de los soportes y técnicas de esta modalidad artística que surgió a mediados del siglo XX vinculada a las vanguardias "como reacción a las reticencias del sistema, el arte elitista y el objeto acabado", según Aizpuru.

En " La performance expandida " los artistas españoles apuestan por la fusión de la acción - desarrollada siempre por un cuerpo o presencia, en un espacio y un tiempo reales o ficticios- con la poesía. Así Bartolomé Ferrando apuesta por la poesía discursiva, Macarena Nieves por el feminismo, Jesús Algovi por la escritura aleatoria en la arena a través de una esfera de aluminio con tipos en relieve, mientras que Fernando Sánchez se adentra en la asimilación cotidiana de la violencia que suministran los medios de comunicación. La representación andaluza corre a cargo de la cordobesa Francisca Antúnez.


Entre las creadoras iberoamericanas, prima la reflexión sobre la violencia de género. La costarricense Priscilla Monge aborda en un vídeo las consecuencias físicas del maltrato y la brasileña Beth Moyses narra por medio de tres fotografias y una instalación de guantes de novia el rechazo de un centenar de mujeres a un destino marcado y sin salidas mientras la mejicana Teresa Serrano denuncia la situación en la frontera entre EEUU y Méjico por los asesinatos de más de cuatrocientas mujeres y el colectivo Mujeres creando la Paz reivindica el papel femenino en el sacerdocio. Junto a ella Esther Ferrer se configura como una de las vanguardistas más veteranas, la japonesa Yasumusa Morimura reinterpreta los Caprichos de Goya y Cindy Sherman rompe los límites entre el objeto y el sujeto creador autorretratándose en sus obras.