Para Josefa Guerrero, en el recuerdo
La tarde del día en que me llegó la noticia del fallecimiento de Josefa Guerrero, un recuerdo nítido –bendita memoria involuntaria- tomó forma en mi cabeza.
Era quizá también una tarde del final del invierno y en el antiguo despacho de Inglés, con el sol que entraba por las ventanas que daban a la Plaza del Cardenal Salazar, tú recordabas los versos de Juan Ramón:
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Este recuerdo trajo, con precisión proustiana, otros muchos: tu exquisita sensibilidad para el texto literario, la pasión y agudeza con la que hablabas de los textos que te conmovían, tu constante alegría y el sentido del humor
con que afrontabas las situaciones más complicadas. Pero también tu profesionalidad, la dedicación a tus alumnos, tu insobornable compromiso con la enseñanza.
Desde aquel pequeño despacho, contribuiste, con tu trabajo y entusiasmo, a lo que ahora son los estudios de Inglés en la Facultad.
Escribo estas líneas poco antes de acompañarte en el triste e inevitable último acto de toda vida y es el recuerdo de tu risa el que se impone.
Y sin embargo….. Tú te has ido y los pájaros siguen cantando, pero, como imaginó Shakespeare, “with so dull a cheer, that leaves look pale, dreading the winter's near.”
- Luis Costa Palacios