Hasta el 24 de enero se ofrece en la Sala de Arte Puerta Nueva de la Facultad de Derecho la muestra " ¡Grande Hazaña! Con muertos. Enfrentamiento y violencias en el Arte Contemporáneo" que propone una reflexión sobre la guerras y otros hechos violentos de la historia mas reciente. La exposición se divide en tres bloques: La violencia como motivo temático de la producción artística; la guerra en sus frentes históricos más determinantes, sobre todo en aquellos conflictos abiertos en el presente que muestran mayor incidencia internacional y, por último, el caso español, que conmemora en 2009 el LXX aniversario del fin de la Guerra Civil.
En conjunto la muestra es todo un recorrido por la violencia como hecho consustancial al ser humano. En total se exhiben las obras de una treintena de artistas procedentes de muy diversos paises que inciden tanto en la incomprensibilidad de muchos comportamientos humanos como en el dolor de las víctimas buscando siempre reflejar como el arte contemporáneo aborda el enfrentamiento humano y la guerra en particular, pero no faltan las referencias a otros tipos de violencia como la de género en el caso de Victoria Civera, Juliao Sarmiento o Javier Peñafiel, la incomprensión y la distancia con el otro en el caso de Juan López, la equiparación e igualdad de los detenidos por Jonathan Hernández, la experiencia brutal de la prisión en Shoja Azari; la violencia latente, fria y contenida de la obra de Per Barclay, el terrorismo que recoge Carlos Garaicoa, el asesinato político en el caso de Yasumasa Morimura y la caida y destrucción de los ídolos por sus adversarios por Diango Hernández.
La II Guerra mundial en las fotos de Bleda y Rosa o de Robert Longo, las terribles cicunstancias vitales de los ciudadanos de Gaza en el caso de Emily Jacir o de Francisco Leiro, la guerra de Angola tratada por Alfredo Jaar o las de Bosnia e Irak son tratadas por otros autores, mientras que la española es abordada por Javier Arce con una referencia al Guernica o por Fernando Sánchez Castillo con una maqueta sobre la protección de la estatua de Felipe IV de Madrid durante la guerra, elevándola a la categoría de escultura, ejemplos a los que se añade la documentación que Javier Ayarza realiza de lugares en los que se han localizado fosas comunes. En definitiva una exposición militante que asume el pacifismo con el convencimiento de que la voluntad política y la profundización democrática pueden acabar con las guerras.