La necesidad de recuperar las canciones de cuna de Córdoba y su provincia que, con un rico contenido, tanto musical como afectivo, estaban llamadas a desparecer, preside la elaboración de esta obra que, fruto de un trabajo de investigación, minucioso y dilatado en el tiempo, ha sido editada bajo el título "Recopilación de canciones de cuna de Córdoba y provincia" por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba.
Cuatro profesores de la UCO, pertenecientes al grupo de ATRIL ( HUM-459) del Plan Andaluz de Investigación, han llevado a cabo esta labor. Se trata de Maria Feliciana Árgueda Carmona, como coordinadora, Araceli Berral Berral, Olga Maria Toro Egea y Antonio Cardona Cañuelo quienes, a lo largo de una década y tras recopilar más de doscientas nanas de todos los puntos de la Geografía cordobesa, han acrisolado las 138 canciones que componen finalmente la obra y apresado en ella viejas melodías, antes de que el paso del tiempo, con las inevitables transformaciones en los usos y costumbre de las gentes, haga que desaparezcan para siempre.
Como dice el director del Conservatorio Superior de Música, en el prólogo, "gracias a ellos, las generaciones futuras podrán bucear, a través de la música y el canto, en ese entrañable rincón de nuestro pasado, pleno de intensas vivencias, que configuran las relaciones entre las madres y sus hijos en contextos tan marcados como el miedo, el llanto, la enfermedad, el sueño o la pobreza".
Una de las cosas más preocupantes en las tradiciones musicales populares es que se diluyen en el espacio y en el tiempo si no se plasman en una partitura. Algo que, por fortuna, se ha ido paliando gracias a la labor de este tipo de investigadores y de la inquietud de folkloristas que, con más o menos rigor metodológico, han ido trasladando estas expresiones de la oralidad al pentagrama. De ello dan ejemplo los cientos de cancioneros recopilados y editados a lo largo de los siglos XIX y XX, por medio de los cuales podemos rememorar antiguas costumbres y un pasado cada vez más lejano.
Otro fenómeno constatable es que, pese a los cambios producidos en las formas de relación, muchas expresiones populares retienen gran vigor y un cierto sentido de la contemporaneidad, lo cual, desde el momento que han interesado a numerosas generaciones y se han trasmitido a lo largo del tiempo, es señal inequívoca de vitalidad.
La obra procede a un análisis musical por zonas ( Campiña, Sierra y Subbética) mientras que, en un segundo apartado se procede a la consideración de las características musicales globales a partir de ítems comunes que realzan los aspectos artísticos e interpretativos más relevantes de cada zona ( interpretación, ritmo, melodía, armonía...).
En conjunto las nanas de la Sierra contrastan con las de la Campiña tanto en su estilo como en su ritmo y melodía. En la Sierra prevalece el ritmo y aire de jotilla con abundantes melismas y ornamentación, dando lugar a estilos aflamencados que también se producen en algunos pueblos de la Campiña. Este estilo lleva implícita la ausencia de métrica, mientras en la Campiña destacan los rit,mos binarios, si bien son frecuentes canciones de ritmo ternario.
Las canciones están interpretadas en su mayor parte por mujeres aunque existen varios casos en que son cantadas por hombres ( zona Oeste de la Campiña Baja, Valle del Guadalquivir y colonias). Un dato curioso que rompe con el tópico de la exclusividad de la relación madre/ hijo a la hora de arrullarlo.